MAMIÑA, SU HISTORIA  
 
  MI POBLADO 20-04-2024 05:03 (UTC)
   
 

                          M a m i ñ a
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A las cinco y media de la tarde un furgón amarillo permanece quieto a un costado de la plaza del pueblo erigida en homenaje al Presidente Pedro Aguirre Cerda, frente a la Iglesia de San Marcos, que es parte central de Mamiña desde 1632, cuando fue construida. Con cinco personas en las bancas de la plaza –tres turistas, un hombre del pueblo y este periodista- empieza la hora de “movimiento” de la tarde. Buses llegan y otros se van. Los que arriban son los furgones que vienen con las salidas desde Iquique de las cuatro de la tarde, mientras que los que se van llevan de regreso a quienes viajaron a las 8 de la mañana para pasar el día dándose baños de barro y relajándose en las variadas termas del pueblo. El residente, de unos sesenta años, pelo oscuro y un bigote semi-cuidado, ocupa la banca contigua a la mía. Lo veo bostezar y me pregunto si es ésa es la rutina diaria de este hombre qyue viste camisa y chaleco bajo un sol que, aunque comienza a bajar, sigue siendo una molestia para los que no están acostumbrados.

Faltan 10 minutos para las seis de la tarde y llega un furgón azul a recoger al grupo de tres turistas, dos mujeres y un hombre, todos pasan los 45 años y se ven relajados luego de la tarde en las termas. Sin embargo, nuevamente hay cinco personas en la plaza, ya que llegó una madre con sus dos hijos, para sumarse a la espera del furgón amarillo, que sigue en el mismo costado de la plaza. El chofer, sin importarle que el regreso estaba previsto a las seis, sigue conversando con sus compañeras de trabajo de la empresa de transporte.

Conociendo las Termas
Para ir a Mamiña desde Iquique hay tres opciones para los viajeros: vehículos que salen del mercado iquiqueño a las 8 de la mañana y las 4 de la tarde todos los días, con un valor de seis mil pesos ida y vuelta; los tours de empresas de turismo, que fluctúan entre los 14 y los 18 mil pesos; la otra opción es conducir los 126 kilómetros que separan a Iquique de Mamiña, ya que un automóvil resulta muy útil para movilizarse en el pueblo.

Al llegar a Mamiña hay una rotonda desde donde uno puede ir hacia hoteles, al centro o al cementerio del pueblo, ubicado en un cerro. El centro es básicamente la plaza y la Iglesia, alrededor de ellas está el sector residencial y siguiendo un camino hacia abajo se encuentra el valle, donde están las Termas de Ipla y los Baños Chinos.

Uno de los hoteles más populares del pueblo es el Bellavista, que cuenta con una vertiente a menos de cien metros, la más caliente del pueblo, que llega pasa los 55° C, de la que sacan agua para las tinas de las habitaciones. También tienen habilitadas dos salas con tinas familiares, donde pueden compartir hasta 4 personas, que principalmente son usadas por familias. El hotel es atendido por su dueño, Nelson Bravo, quien también es el presidente de la Asociación Gremial Hotelera y Turística de Termas de Mamiña, por lo que presta especial atención en la reputación de su establecimiento.

El sector del valle concentra el atractivo natural del pueblo, los baños de barro y las termas, por lo que ahí hay un par de hoteles más, ubicados perfectamente para los propósitos de los turistas. Destaca el Hotel Tamarugal, que ofrece cabañas, piezas con baño, televisión satelital y teléfono. Otro hotel que se ubica junto a las Termas de Ipla es el Hotel y Restaurant La Niña de Mis Ojos, en honor a la leyenda que da el nombre al pueblo.

Los restaurantes del pueblo están en el valle y forman parte de los hoteles, excepto el Restaurant Las Charcas de Pesquito, que tiene comida tradicional del pueblo. La Calapurca es una especie de cazuela, a base de maíz y tres tipos de carne (chancho, llamo, cordero o vacuno), La Paterna es Conejo con trigo y acompañado de papas, y el Picante de Conejo es otra de las especialidades del local.

La Leyenda
Una vieja leyenda señala que la hija única de un jefe Inca recuperó la vista después de conocer las bondades de las aguas termales del lugar. En agradecimiento a las fuerzas de la naturaleza ordenó que se diera el nombre de "niña de mis ojos" a Mamiña, el hermoso valle.

De Vuelta al Furgón Amarillo
La hora de regreso llega, mientras que furgones y buses se bajan los turistas que llegan a pasar la noche en Mamiña, otros se agrupan en la plaza para regresar a Iquique luego del día en el pueblo de las termas, “las mejores de Chile”, según Nelson Bravo. El máximo dirigente turístico del poblado afirma que Mamiña está en las puertas de una nueva etapa en su desarrollo turístico, por lo que empezarán a desarrollar más el nicho de atracción que tienen para explotarlo de la mejor forma posible.

De seguir como está ahora, Mamiña continuaría como una pequeña comunidad que vive tranquila dejando que turistas lleguen a aprovechar las bondades naturales de su hogar, mientras que ellos viven su vida de la misma forma como han vivido desde siempre.

Por Fabián Cejas

                               

macolostermas@gmail.com

 
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